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¡Que cambie él!

La mujer ejemplar hace de su marido un rey, pero la mala esposa lo destruye por completo.
Proverbios 12:4 (NVI)

Podría escribir un libro sobre esto pero Joyce Meyer lo hace mejor que yo, a Dios toda la Gloria. ¿Sobre qué? Bueno de que nosotras no somos las que tenemos que cambiar, nosotras somos perfectas, los que tienen que cambiar son ellos. ¿Verdad? Así pensábamos muchas… ¿o me equivoco? Quizá aún pienses así.

Llegué a creer mientras leía los libros de Joyce que había una cámara escondida en mi casa y veían todos mis movimientos porque podía identificarme completamente con las experiencias que ha vivido como mujer, madre y esposa. Ella también es madre de cuatro, así que aprendo mucho de ella y al igual que muchas de nosotras ella ha tenido que trabajar con varios aspectos de su vida. Nadie es perfecto. Doy gracias a Dios por la forma en que El usa esa mujer maravillosa y toca tantas vidas a través de su ministerio. Lo más importante de todo esto, de cambiar y aprender, es nuestra disponibilidad. Desprendernos para que Dios convierta nuestros errores en herramientas poderosas para nuestro crecimiento personal y espiritual. Sobre todo que esas enseñanzas de la vida puedan edificar a otros. Importante ES que le permitamos moldearnos.

Hace dos navidades atrás fui de compras con mi prometido, íbamos muy entusiasmados con la lista de regalos para los chicos. Todo iba muy bien hasta que me adelanté, o sea, comencé a caminar más de prisa de modo que él se quedó atrás y se sintió menos en todo el asunto. Yo continuaba como si él no existiera y según pasaba el tiempo su rostro dejó de reflejar la misma emoción de al principio. ¿Me importó? Muy poco. Yo terminé las compras, ya el no formaba parte, no porque él no quisiera, sino porque ya yo lo había sacado del evento. Dice la palabra en Proverbios 27:15 “Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes.” ¿Cómo es una gotera? Aunque comienza muy pequeña, se hace muy molestosa y la grieta si no es atendida a tiempo se extenderá de tal manera que echará a perder un techo entero. Igual la mujer que NO toma en consideración a su esposo, no lo respeta, no lo cuida, no lo halaga. Si no lo haces, lo echarás a perder. Tenemos el poder de construir o destruir un hogar con nuestras actitudes. Muchas veces lo hacemos “sin querer”, son esas veces en las que nuestro comportamiento es solo el resultado de lo que vivimos en nuestra infancia, pero ni tu ni yo tenemos que repetir la historia. El mal humor, el aborrecimiento, las amarguras sólo alejan a nuestros maridos y amadas ellos también se cansan. Entonces ya ellos no son lo que eran al principio de la relación, nosotras mucho menos pero aun así los culpamos y decimos ¡Que cambie el! No todos los casos son iguales, pero si esta historia te es familiar es momento de autoevaluarte, tómate tu tiempo, estos cambios no ocurren de la noche a la mañana pero hazlo antes de que sea muy tarde. Proverbios 21:9 dice “Mejor es vivir en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa.” Más adelante en Proverbios 21:19 dice “Vale más vivir en el desierto que con una mujer irritable y pendenciera”. ¿En el desierto? ¿O sea solo? Estas son palabras mayores porque la verdad es que Dios no nos creó para estar solos (Génesis 2:18). Me encanta el libro de Proverbios, léelo y haz de versículos como estos parte de tu vida. Sé una discípula, decídete a aprender.

Piensa en qué tipo de novia, esposa quieres ser, dime qué tipo de relación buscas y de ahí partiremos. Yo camino hacia ser una mujer virtuosa, todos los días estoy bajo construcción pero Dios continuará su obra hasta el último día de mi vida; El lo ha prometido. ¿Porque no decides cambiar tu primero? Si cambias tu, te aseguro cambiará el, habrá una transformación en tu hogar porque tu darás ejemplo. Vale la pena dar el primer paso. Recuerda, si sanas tu, sanan los que te rodean.

Yo decidí ponerme en las manos del Alfarero. Oro para que tú también te pongas en sus manos, porque tu aún no has visto lo que El ve en ti, eres una piedra preciosa… ERES una mujer virtuosa. ¡Dios te bendiga!

Proverbios 31:10-31 (TLA) ¡Qué difícil es hallar una esposa extraordinaria! ¡Hallarla es como encontrarse una joya muy valiosa! Quien se casa con ella puede darle toda su confianza; dinero nunca le faltará. A ella todo le sale bien; nunca nada le sale mal… (25)Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro. Siempre habla con sabiduría, y enseña a sus hijos con amor. Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien. Cuando come pan, es porque se lo ha ganado. Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice: Mujeres buenas hay muchas, pero tú las superas a todas. La hermosura es engañosa, la belleza es una ilusión; ¡sólo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios! ¡Que todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la alaben por sus acciones!

YMGR

Un padre que sí hace falta

Amadas, se nos habla mucho por ahí de que aquel que no está no hace falta, pero la realidad es otra cuando se trata de un padre amoroso.

Un padre que no está es un padre que sí hace falta independientemente de la situación dentro del hogar.  Estamos hablando de una figura paterna y aquí es cuando se nos llama a ser mujeres sabias y madres en primer lugar.  No nos engañemos, el que no lo necesitemos nosotras no significa que a nuestros niños no le hará falta.  Nuestras luchas, nuestros sacrificios, nuestros empujes, motivación, ánimos, cariño y entrega harán de ellos jóvenes y adultos ejemplares pero aún así la paternidad sigue siendo parte integral del crecimiento de nuestros niños.

Mi consejo es que si no es maltratante o abusador, el niño merece crecer en contacto con su padre.  Esto, creánme, lo hará una persona más segura y completa en el futuro.  No dejes que tu niño crezca con vacíos por caprichos, egoísmos, enojos, celos o diferencias entre ustedes.  Es momento para evaluar tus sentimientos y esas emociones negativas que sólo producen tristeza y coraje en tu interior.  Luego, mira mas allá de ti.

Los platos rotos de los padres no los tienen que pagar los niños.  No te has dado cuenta que detrás de ti está tu hijo sintiendo la necesidad de compartir con papá.   Házte a un lado, trágate tu rabia y tu molestia y sé parte de la sonrisa de tu hijo cuando ve llegar a su papá.  Sin duda alguna un hijo es una gran inversión.  Tú decides… el niño de todas maneras dará honor y crédito a quien verdaderamente se lo merezca.  Oro para que comiences a ser una mujer que sana y transmitas esa sanación a quienes te rodean.

Dios te bendiga.

YMGR